No todos los refugiados son iguales: La acogida a desplazados ucranios contrasta con el abandono, maltrato y exclusión a otros perseguidos.
La Unión Africana califica de «racista» el trato diferencial a africanos en Ucrania.
Nuevo salto con violaciones de derechos humanos en Melilla, denuncia Amnistía Internacional.
En los últimos días, periodistas han estado denunciado las dificultades de escapar de Ucrania para ciudadanos africanos, de Medio Oriente y asiáticos.
Reporteros argumentaron que se tratan de las dos colas habituales administrativas: la de ciudadanos ucranianos y la de extranjeros. Sin embargo, las denuncias hacen énfasis que la de los locales avanza a una mayor velocidad que la de los emigrantes.
Ucrania tiene 470.000 ciudadanos extranjeros, que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) está tratando de atender. A diferencia de los ucranianos, muchos no europeos necesitan visas para ingresar a los países vecinos.
En Internet, se ha viralizado el hashtag #AfricansinUkraine, donde estudiantes de origen africano, mostraban la imposibilidad de abordar trenes para salir del país. Así lo recogieron los corresponsales de France 24 en la ciudad fronteriza de Leópolis.
“Nos pararon en la frontera y nos dijeron que los negros no estaban permitidos. Pero pudimos ver gente blanca pasando”, dijo Moustapha Bagui Sylla, un estudiante de Guinea. Añadió que había huido de su residencia universitaria en Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, tan pronto como comenzó el bombardeo.
“No dejan entrar a los africanos. Los negros sin pasaporte europeo no pueden cruzar la frontera (…). ¡Nos están haciendo retroceder solo porque somos negros!”. dijo otro estudiante nigeriano, quien solo dio su primer nombre, Michael. “Todos somos humanos”, agregó. “No deberían discriminarnos por el color de nuestra piel”, afirmó.
Estas denuncias han provocado el enfado de la Unión Africana. El lunes, en un comunicado, el actual presidente, Macky Sall, y el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, se hicieron eco y realizaron un llamado internacional.
«Los informes de que los africanos reciben un trato diferente inaceptable serían escandalosamente racistas y violarían el derecho internacional. En este sentido, los presidentes instan a todos los países a respetar el derecho internacional y mostrar la misma empatía y apoyo a todas las personas que huyen de la guerra, independientemente de su identidad racial».
Los Gobiernos «ultra» europeos modifican su discurso.
Países de Europa del Este y Centroeuropa han sido de los más duros a la hora de hablar y legislar sobre migración en los últimos años. De hecho, el primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, hizo referencia al cambio de criterio de los últimos días: «estos no son los refugiados a los que estamos acostumbrados, estas personas son europeas (…) son inteligentes, educadas».
Associated Press también recogía el cambio de tono del ultraderechista primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien pasó en diciembre de decir «no vamos a dejar entrar a nadie», a asegurar esta semana que «dejaremos entrar a todos», en referencia a los ucranianos.
En España, nuevo salto con violaciones de derechos humanos en Melilla, denunció Amnistía Internacional.
El 4 de marzo, se produjo un intento de acceso a la península por Melilla. Pero las imágenes demuestran a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado golpeando de manera injustificada a personas migrantes y posibles refugiadas en la valla. Al menos 850 personas han entrado en la ciudad autónoma desde Marruecos, Amnistía Internacional declara:
«El mundo mira ahora horrorizado las imágenes que llegan de la guerra de Ucrania, y la Unión Europea se lleva las manos a la cabeza con la cantidad de personas refugiadas que esta guerra va a provocar, y activa, con buen criterio, la Directiva de Protección Temporal (DPT), que concederá protección inmediata en los países de la UE a las personas de nacionalidad ucraniana que huyen del conflicto en el país. España también ha dicho que es necesaria una respuesta coordinada para atenderles. Pero mientras tanto, en nuestras propias fronteras se castiga a las personas migrantes con extrema brutalidad: ¿esa es la imagen que queremos proyectar, así es como vamos a recibir a quienes llegan también de posibles conflictos o persecuciones?», se pregunta Virginia Álvarez, responsable de Política Interior y experta en refugio y migración en Amnistía Internacional España.
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