El terrible infierno de los receptores del Ingreso Mínimo Vital: Sin reyes y sin esperanza.

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El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, se convirtió en el «Grinch» de centenares de familias que se quedaron sin percibir el Ingreso Mínimo Vital por Navidad y Reyes.

Los tristes y desgarradores versos de Miguel Hernández, en las «abarcas desiertas» reflejarán como nunca la amargura que vivirán muchos niños en España.

La disyuntiva de los padres es terrible: Tener que comer o regalar un juguete a sus hijos.

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, arruinó las fiestas de muchos hogares vulnerables en España. Familias que venían disfrutando del Ingreso Mínimo Vital, vieron sus cuentas bancarias desiertas en el mes de diciembre. El desconsuelo de muchas personas es absoluto, han perdido el único ingreso fijo para sobrevivir, y ahora les toca pelear con la Administración: Presentar reclamaciones, justificar su pobreza, plantear recursos, etc. La lucha de personas humildes, aisladas y sin consuelo, contra un sistema que acaba de despojarlos de lo poco que tenían.

Nosotros, les acompaños en estas agónicas semanas exponiendo su desoladora situación. En estos días, hemos comprendido mejor que las ayudas vitales siguen sin llegar a los más vulnerables por culpa de una Administración que no dispone de los recursos, personal, medios, etc. Para combatir con determinación la pobreza. Los criterios merecen una evaluación y revisión exhaustiva, pues nadie merece pasar un día de reyes abatido en una cama, pensando mañana que darán de comer a sus hijos.

Casos dramáticos que nos robaron el sueño. Imposible no emocionarse y no pensar en las personas que se quedan sin ingresos por un injusto cálculo.

 

Padres de familia, que no saben como explicar la situación que viven a sus hijos. Algunos niños se quedarán con las «acabarcas desiertas» al recibir sus padres miserables prestaciones. Reducciones injustas que dejan a familias al borde de la miseria.

Personas que pasaron las últimas noches comunicándose con el servicio de atención al cliente de la CAIXA buscando una respuesta, ya que en la Seguridad Social, nunca nadie les atiende el teléfono. He sido testigo de su angustia y sufrimiento durante la madrugada del día 4 de enero, que tenían la certeza que recibirían finalmente su prestación, pero nunca ese ingreso nunca llegó.

Niños que hoy, descubrirán lo amarga y dura que es la vida. Lo injusta que es la Administración con las personas vulnerables y lo permisivo que es el sistema como los corruptos. Al igual que el poeta Miguel Hernández, hoy se quedarán con las «abarcas desiertas».

Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días, que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río, y del pie a la cabeza pasto fui del rocío. Por el cinco de enero, para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería.Y al andar la alborada removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas. Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana. Toda la gente de trono, toda gente de botas se rió con encono de mis abarcas rotas. Rabié de llanto, hasta cubrir de sal mi piel, por un mundo de pasta y un mundo de miel. Por el cinco de enero, de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía. Y hacia el seis, mis miradas hallaban en sus puertas mis abarcas heladas, mis abarcas desiertas.

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